“Los gobiernos nunca han hecho grande a un pueblo. Tiende a ser un grupo de individuos suficientemente extraordinarios los que lo hacen grande.”
– (Tampoco lo dijo así Ronald Reagan, pero luego explicaremos esto mejor)
Criticar a los políticos y quejarse del estado actual de la sociedad se han convertido en los pasatiempos predominantes de nuestra época. Las redes sociales y la interconexión digital han secuestrado nuestra atención 24/7, no solo con eventos que ocurren en nuestra comunidad, que por miles de años hubieran sido las únicas noticias que nos afectaban, sino también con información de cada rincón del mundo. Noticias reales y falsas, historias orgánicas y narrativas fabricadas por gobiernos u organizaciones con presupuestos ocultos buscan influir en la psicología de las masas y promover agendas políticas o ideológicas. Todo esto es presentado de manera cada vez más espectacular y adictiva.
Tú, sentado frente a tu computadora o con tu celular en la mano, una persona normal con empatía, miedos y hambre de justicia, absorbes toda esta información. La conclusión parece inevitable: el mundo está mal y necesitamos a un político diferente que venga a salvarnos.
El mito del salvador político
Pues no. Nadie te va a venir a salvar. Ni un político, ni un sistema, ni una revolución. Y no, el mundo no está tan mal como parece; está mejor de lo que nos hacen creer. La pobreza extrema ha disminuido, la esperanza de vida ha aumentado y más niños que nunca reciben educación. Sin embargo, seguimos atrapados en la narrativa del miedo y la impotencia.
La clave no es esperar que el mundo cambie solo, sino entender que el cambio empieza por ti. Tu vida, tus decisiones, tu comunidad. Ahí es donde está el verdadero poder.
La verdadera solución: tú
Solo tú y los tuyos tienen la responsabilidad y el poder de salvarse a sí mismos. Es tu responsabilidad y, más aún, tu propósito de vida, ser el cambio que deseas ver en el mundo. Esto se refleja en la manera en que vives tu vida, en tu familia, en tu trabajo, en tus negocios, en tu iglesia, en tu comunidad y en tu ciudad.
Ningún político va a venir a salvarte, pero tú sí puedes marcar una diferencia significativa en la vida de los que te rodean. Incluso, Dios no va a venir a salvarte directamente, sino que quiere usarte a ti para responder las oraciones de quienes te rodean. Si tan solo Lo escucharas. Y es ahí, en ese llamado, donde se encuentra tu salvación tambien.
Es hora de dejar de abdicar tu poder y comenzar tu misión. Esperamos poder ayudarte con herramientas y estrategias para que logres hacerlo.