Todos Tienen el Poder y la Responsabilidad de Servir

"Si no puedes volar, corre; si no puedes correr, camina; si no puedes caminar, gatea. Pero hagas lo que hagas, sigue moviéndote hacia adelante." – Martin Luther King Jr.

“Dios creó un mundo en el que solo puedes prosperar cuando ayudas a otros a prosperar.” – Rabbi Daniel Lapin

Todos los seres humanos tienen la capacidad y la responsabilidad de salir adelante, de servir a los demás y de aportar algo valioso al mundo. Esto significa que TODOS SERVIMOS. Si esa palabra te parece inhumana, o utilitaria, es porque has caído en un error de percepción. No hay nada más fundamental para la dignidad humana que sentirnos útiles, saber que podemos aportar valor a quienes nos rodean, en especial a nuestras familias y seres queridos.

La Importancia del Servicio en la Dignidad Humana

La filosofía “woke” moderna ha popularizado la idea de que ciertas personas, por pertenecer a un “grupo vulnerable” o por enfrentar discapacidades físicas, mentales o situacionales, no deberían ser vistas como individuos capaces de aportar. Esta visión, lejos de protegerlos, les roba la dignidad. No existe persona que no pueda servir en algún sentido. Todos tenemos algo valioso que aportar, sea en nuestra comunidad, nuestro trabajo o nuestra familia. La historia está llena de ejemplos de personas que han superado obstáculos enormes y han terminado contribuyendo de manera significativa a la sociedad.

Pensar que hay personas que no pueden aportar algo valioso no solo es arrogante y erróneo, sino que desvaloriza los logros de aquellos que han salido adelante en circunstancias difíciles. Dios nos creó a todos con dignidad y con la capacidad de servir de alguna forma.

Cuando el Servicio se Convierte en una Exigencia Unilateral

A pesar de que todos podemos y debemos aportar algo, también existe una minoría que no quiere servir, que cree tener derecho a recibir más de lo que da. Algunas personas sienten que ofrecen mucho, pero en realidad, dan algo que nadie pidió ni necesita, lo que inevitablemente reduce su valor para la comunidad. Esto ocurre mucho en la “burocracia”, que en ocasiones son nuestros propios familiares con tendencias de tiranos, o lo profesional son posiciones corporativas o de gobierno dedicadas a frenar o alentar los procesos de los demás, escondidos detrás del disfraz de “protectores del bien común” para justificar su sueldo, pero realmente solo son obstáculo para los que sí quieren innovar, crecer o construir.

Me ha tocado ver este tipo de actitud en acción, en ciudades donde queremos integrar tecnologías para pagos de impuestos o para obtener permisos de manera automática (e incorruptible), que erradicarán la corrupción y eficientizara los procesos, solo para ser resistido por departamentos llenos de burócratas que perderán su poder, su poder de cobrar mordidas, o de alentar los procesos, solo para justificar su sueldo. Prefieren mantener el sistema roto y corrupto, que permitir un mejor sistema y oportunidades para la sociedad entera.

Otro tipo de obstaculizador, más preocupante aun que el de los burócratas, es un grupo no insignificante de personas con tendencias narcisistas, manipuladoras o incluso psicopáticas, que utilizan excusas –incluyendo discapacidades o victimismo– para generar lástima y manipular a los demás. Este tipo de personas intenta generar sentimiento de “culpa” en los que los rodean, para desmotivarlos en sus emprendimientos personales, y exigirles “cuidarlos”, pero aparte, esto se convierte en una puerta al abuso de poder, usando sus estatus de grupos vulnerables para quitarte libertades individuales.

El Peligro de Sentirse con Derecho a Recibir sin Dar

Sentirse con derecho al servicio de los demás, o a la sociedad, es la receta perfecta para la amargura y el resentimiento. Pero peor aún, esta mentalidad es la base de muchas ideologías que han llevado a la tiranía y la violencia. Las sociedades más prósperas y justas NO son aquellas donde la gente exige recibir, sino aquellas donde la mayoría de los individuos buscan contribuir y servir voluntariamente.

La clave para el éxito individual y colectivo radica en entender que el servicio es una elección que genera dignidad, crecimiento y prosperidad. No se trata de esperar que los demás nos sirvan, sino de encontrar nuestra propia manera de aportar al mundo.

Conclusión

Todos tenemos algo que ofrecer. Sin importar nuestras circunstancias, nuestras habilidades o nuestras dificultades, podemos encontrar una manera de contribuir al bienestar de nuestra familia, nuestra comunidad y la sociedad en general. Servir no es una carga, sino un privilegio que nos da propósito y sentido.

Si queremos un mundo mejor, debemos dejar atrás la mentalidad de víctima y adoptar la responsabilidad de servir. Porque cuando todos servimos, todos ganamos.

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